3.4.11

Ego comensal

Comemos por nuestro propio beneficio. Con excepción de las mujeres embarazadas o lactantes, nadie come para provecho de otra persona. Sin embargo, comer no tiene que ser una actividad egocéntrica.
    “Nuestro propio beneficio” no coincide con la reducida porción de nosotros que es el ego. Si yo tengo antojo de mole pero mi estómago está repleto de úlceras, hay un conflicto de intereses; si yo deseo consumir 7000 calorías diarias  y no pagar dos asientos de autobús (debido a mi obesidad mórbida) hay otro; si yo deseo que los 7000 millones de personas del planeta coman hamburguesas todos los días pero no me interesa devastar todos los ecosistemas del planeta en el proceso, otro más.
    El egocentrismo es una deformación de la realidad en la que nuestra conciencia individual (nuestro punto de vista)  sólo puede ver una parte pequeña de la complejidad exterior, por lo que ignora que “nuestro propio beneficio” no depende solamente de las factores de elección que se le presentan inmediatamente: hambre, sabor y precio.  
   Piénsalo: ¿cómo eliges lo que comerás cuando vas al super o a un restaurante? Probablemente buscas lo que más se te antoje (sabor), lo que te llene mucho o sólo te entretenga (hambre) o lo más barato (precio). Nuestro poder adquisitivo determina la importancia relativa de esos factores. Observa el diagrama:



Dilemas del comensal frente al círculo egocéntrico
   En el centro de todas nuestras elecciones está el hambre. Este factor nuclear será satisfecho según la riqueza: el pobre pensará  en el precio, por lo que elegirá carbohidratos y grasas baratas y riquísimas en calorías (tortas, tacos de canasta, refrescos); el rico lo hará pensando  en el sabor, por lo que tal vez coma muchísimo y variado, y el clasemediero estará angustiado por comer rico pero no muy caro, perder unos kilos para caber en el esmoquin y comprar una televisión.
    Pero hay mucho más: nuestra química cerebral y los estados de ánimo que produce son profundamente afectados por lo que comemos; nuestra sociedad (con sus muchos limpiaparabrisas y narcotraficantes potenciales) es también producto de la dinámica económica basada en producir nuestros alimentos; y los aires contaminados, los páramos de tierra estéril y los climas impredecibles también tienen que ver con nuestra forma de comer. El comensal egocéntrico es alguien que se unta bloqueador solar mientras le prende fuego a su casa. 
Posmogurú (Palero #8): la Tierra es un ser vivo palpitante y unitario, y lo que le hacemos a la Tierra nos lo hacemos a nosotros mismos; cada gota de agua tiene la misma esencia que el mar. Hermanos: cada vez que comemos algo nos comemos a nosotros mismos. Amen lo que comen, ámense al comer.
   Todos buscamos nuestro bienestar personal en la vida alimenticia, y la estrategia egocéntrica nos procura un placer fugaz, incompleto y superficial. Para ir hacia un bienestar alimenticio profundo, completo y duradero, que sirva como base de una vida feliz, nos conviene pensar lo que comemos.


* Próxima entrega: Sushi radiactivo (Sobre la crisis en Japón y la producción de alimentos y energías).

6 comentarios:

  1. Simplemente una excelente entrada, en todo sentido. Y les pregunto, han escuchado sobre la permacultura? Pienso que tiene todo que ver y que si además de publicar se están armando acciones por favor pónganlo en el blog.
    Espero su próxima entrada...

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  2. en ruso tenemos un dicho al respecto:

    человек есть то, что он ест.

    en alemán también suena como juego de palabras:

    Der Mensch ist, was er isst

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  3. Quiero compartir el siguiente fragmento, ad hoc, de José Saramago en El viaje del elefante: "El egoísmo, generalmente tenido por una de las actitudes más negativas y reprobables de la especie humana, puede tener, en ciertas circunstancias, sus buenas razones. Al haber salvado nuestro rico pellejo, escapándonos rápidamente de la ratonera mortal en que el paso de isarco podía tornarse, salvamos también el pellejo de los compañeros de viaje, que, al llegar su turno de avanzar, pudieron seguir el viaje sin ser frenados por embotellamientos de tráfico inoportunos, luego, la conclusión es muy fácil de sacar, que cada uno mire por sí mismo para que nos podamos salvar todos. Quién diría que la moral no siempre es lo que parece y que puede ser moral tanto más efectiva cuanto más contraria a sí misma se manifieste."

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Silvia: La cita que compartes con nosotros es una manera excelente de cumplir la frasecilla "Palabras para comer con los pies en la tierra". Numerosas gracias. Esa novela es, entre las últimas que Saramago escribió, la que más me conmueve y gusta. Por lo demás, prefiero sus libros antes de El Evangelio según Jesucristo. Te recomiendo mucho Memorial del convento (acaso mi predilecta) y Levantado del suelo (¡buenísima! y muy adecuada para los Guerreros de Terraboca), cuyo epígrafe alguna vez citaré aquí. "Ego comensal" sugiere que "que cada uno mire por sí mismo" implica pensar también en los demás. Es una feliz paradoja. Una última cosilla: CarloMagno también tuvo un elefante, Abbul Abbas, según recuerdo, enviado desde Bagdad. Hasta pronto.

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  6. Estimado ruso: ¿qué traducción al español le gustaría más? "Somos lo que comemos", "El hombre es lo que el hombre come"... No deje de compartir dichos con nosotros

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